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Guerra de informacion (página 2)




Enviado por gedeon111



Partes: 1, 2

Mientras que algunas zonas del mundo aún
permanecen en el dominio de lo
agrario y otras solamente han avanzado hasta el estadio
industrial, unas pocas han irrumpido en una era completamente
nueva la era de la información. Sociedades de
información se conectan a través de comunicaciones
entrelazadas y se contactan via terminales y salidas. Hemos visto
una rápida evolución desde el teléfono manual hasta las
unidades celulares, máquinas
facsímiles, las integraciones con computadoras y
aun con la
televisión por cable, mientras que nuestra sociedad y
economía
han seguido una fusión y
mutación fundamental e inalterable causada por la
tecnología informática. Prácticamente cada
producto que
utilizamos actualmente ha sido diseñado con ayuda de
computadoras o
tiene un "cerebro"
incrustado. En lugar de producción en masa, encontramos la
producción a requerimiento para mercados que
emplean tecnología inteligente. Esos cambios
económicos están reflejados en las fuerzas
militares, que utilizan armas inteligentes con una letalidad bien
enfocada y con una reducción consciente del daño
colateral. La guerra de información se basa en comunicaciones
sofisticadas, la incorporación de inteligencia,
el acceso al espacio, y en circuitos de
decisiones en tiempo real. Está impregnada por armamento
de precisión alimentado informaticamente, sensores
multiespectrales que proveen datos sobre el
campo de batalla en tiempo real, y comandos y
controles sobre armas combinadas estrechamente vinculados. Aunque
los Toffler interpretan los orígenes de este modo de hacer
la guerra, ningún gurú ha establecido sus
principios por el momento. Espero que este escrito nos permita
iniciar el camino.

Cuando hacemos intervenir las ideas de
la guerra de información en la situación de Corea,
Bosnia, y Moldavia, tenemos dificultades acerca de cómo
emplear sus estrategias. Los
principios básicos están ausentes

El autor de este articulo acepta, como primera
presunción, que el lector conozca lo suficiente sobre el
cambio de la
tercera ola como para creer que existe y así podremos
incorporar variaciones concomitantes en la doctrina militar
operacional. De la misma forma como la ciencia
militar reflejó las culturas de las épocas agraria
e industrial, este caso no puede sino espejear la realidad de la
era de la información. Pero aún cuando aceptamos el
hecho de .que la guerra de información es real, nos damos
cuenta que estamos luchando para comprenderlo – particularmente
en el dominio de la
aplicación operativa. Recordamos las guerras del pasado y
claramente observamos cuando un país de la segunda ola
prevalecía sobre un enemigo de la primera. Examinamos la
Operación Tormenta del Desierto y reconocemos las ventajas
las aplicaciones de la tercera ola. Pero cuando hacemos
intervenir las ideas de la guerra de información en la
situación de Corea, Bosnia, y Moldavia, tenemos
dificultades acerca de cómo emplear sus estrategias. los
principios básicos están ausentes.

Los ejércitos industriales saben como combatir
-concentrarse en un lugar, usar la masa y la sorpresa para
irrumpir, operar por líneas interiores, y así en
adelante. Pero estos principios no se ajustan a la guerra de
información. Por lo menos tenemos una gran dificultad al
tratar de instalarlos forzadamente. Lo que necesitamos son
principios equivalentes y comprensibles para orientar nuestro
entendimiento sobre cómo aplicar la guerra de
información a las situaciones reales. Este es el
propósito de esta monografía. Está dedicada a aquellos
que buscan unos pocos principios fundamentales para que los
guíen en la utilización de esta forma de guerra en
escenarios específicos. Contiene principios deducidos, no
una total explicación de la teoría.

Los viejos conceptos de defensa y ofensa no se ajustan
precisamente a la guerra de información. En cambio, parece
que podríamos exponer sus principios dentro de cuatro
amplias categorías, con dos de ellos en cada una. Si las
cuatro categorías fueran sintetizadas, podrían
instruirnos para

  1. aumentar la confusión de la guerra para
    nuestro enemigo,
  2. clarificarla en nuestro propio bando, generando un
    "campo de batalla trasparente,"
  3. asegurarnos que nuestro enemigo no puede volver esos
    efectos sobre nosotros, y
  4. combatir la guerra de información siempre con
    intensidad.

Ahora con estas pocas palabras como introducción, examinemos más de
cerca los principios propuestos.

Categoría I: Negación

(La Confusión de la Guerra)

Idealmente, nuestro enemigo no será capaz de
obtener información sobre nuestras fuerzas. ni sobre
nuestras comunicaciones en las unidades de cualquier nivel. Por
nuestra parte, en el frente nuestras fuerzas y movimientos
serán invisibles para el adversario. En su bando, al jefe
de estado le
será imposible comunicarse con su ministro de defensa. A
su vez, el ministro de defensa no podrá hablar con las
cabezas de sus fuerzas armadas. Los comandantes de
ejército estarán sin contacto con sus divisiones,
las divisiones estarán aisladas de sus batallones, y
así hasta la unidad del nivel más bajo. "Esfumando"
a nuestras fuerzas y ahogando a las del enemigo, estaremos
seguros de que
éste carece de información. Por eso, con este
amplio objetivo,
detectamos dos principios – la decapitación electrónica y la negación de los
sensores.

El principio de decapitación

La negación del comando y control enemigo
degrada el empleo de
cualquier ayuda automática o electrónica para la decisión. Eso es
la "decapitación electrónica." las bases y los
sistemas de
fusión
de datos, el
procesamiento electrónico y los sistemas de
presentación en los centros de comando, de
información de combate y otros semejantes se "oscurecen."
Introducen en el adversario la "amnesia de combate." Los
módulos donde se hacen decisiones acerca de objetivos
claves en el nivel más elevado de cada escalón
enemigo, sus autoridades del comando nacional, estado mayor
conjunto, su comandante en jefe de teatro, los
cuarteles generales de cada ejército de campaña,
cada división, y cada batallón. La
conducción superior no debe desviarse de la
orientación fijada a la "confusión de la guerra."
Hay que ir directo al cerebro, no al
cuerpo.

Cortar o negar todos los medios
enemigos sobre trasferencia de la información – teléfono, frecuencias de radio (Radio Frequencies
-RF), televisión
por cable, y otros modos de trasmisión. Seccionar el
sistema
nervioso. Negar, dislocar, degradar o destruir cada
trasmisión.

Detener el acceso a todos los "sistemas antiguos."
Cerrar las posibilidades del enemigo respecto a las
comunicaciones satelitarias de terceros (Communications
Satellites -COMSAT), sean que pertenezcan a un consorcio
internacional o a empresas
comerciales, o sea propiedad de
naciones no involucradas. La compra de una "fracción de la
banda" no necesariamente garantizarla al comprador las
comunicaciones el tiempo de guerra.

Introducir deliberadamente la confusión y el
temor. Asegurarse que el cuerpo no retiene ningún deseo de
continuar después que haber perdido la cabeza. Dislocar la
dirección }' las motivaciones de las
fuerzas enemigas.

El Principio de la Prioridad de los
sensores

El principio de la prioridad del
sensor implica el silencio absoluto sobre el campo de batalla. Si
emite, queda muerto
.

Primero destruir a los sensores, no a la gente. Abrir el
camino hacia el ejército enemigo, cegando a sus
defensas.

Negar las radiaciones electrónicas. Si el
oponente emite, perece. Conservar un absoluto silencio sobre el
campo de batalla. Armas que se dirigen hacia los objetivos, el
empastamiento de las pantallas, la supresión de las
defensas aéreas letales y no letales (Suppression of
Enelny Air Defense -SEAD), todo debe ser utilizado. No hay excusa
para permitir que el enemigo se salve al exponer su
posición mediante la irradiación abierta de
energía RF. Eso le proporciona mucha información,
pero también es fácil de detectar y
liquidar.

Destruya los sensores pasivos con excesos de
energía. Queme los detectores pasivos. Utilice
láseres sobre los rastreadores Ópticos. Los
receptores RF pueden ser volados. El enemigo puede actuar sobre
una ancha banda del espectro electromagnético. Su
respuesta puede llegar focalmente, dentro de la banda, mediante
excesos de energía o disparando armas convencionales muy
bien dirigidas. Obligue la cooperación inmediata de los
sistemas antiguos. Los satélites
pertenecientes a terceros para la colección de datos del
tiempo, el rastreo de la tierra, y
otras tareas, no deben proveer información al enemigo. Lo
mismo es válido para los sensores terrestres. Todo sensor
que proporciona información a un adversario, es un sensor
enemigo.

 

Categoría II: Intensificación de la Fuerza

(Trasparencia del Campo de Batalla)

El enemigo pierde totalmente y para siempre la sorpresa.
Lo vigilamos, lo escuchamos, observamos sus lugares de
ocultamiento. Conocemos sus armas, y la disposición y
movimiento de
sus tropas. Catalogamos sus redes de comando y control,
sus fuentes de
inteligencia y
bases de
datos, y todos sus censores. No puede hablar sin que lo
escuchemos. No se puede mover sin que lo veamos.

Principio del Conocimiento

Esté seguro de que su
vigilancia y reconocimiento sean frecuentes, completos, y
multiespectrales. Logre una situación de conocimiento
total. No permita que esa conciencia se
añeje o envejezca. No pase por alto rutas de ataque
"improbables." Observe a través de las nubes, lluvia,
oscuridad de la noche, y superficies penetrables. No derroche
energía y sensores imprudentemente. Haga lo necesario para
mantenerse adelante de cualquier ciclo enemigo de retroalimentación del conocimiento.
Concédase la oportunidad de moverse siempre primero.
Asegure la operación de los sensores remotos por fuerzas
aliadas. Evite dirigir la información de los sensores
hacia un punto vulnerable de congestionamiento. No demore en
procesar los datos a menos que no pueda evitarlo.
Despáchelos directamente a todos los usuarios, as! los
pueden usar sin tardanza.

Haga coincidir la precisión de la
información con la de las armas. Si un arma inteligente
puede golpear día y noche sobre un lugar conocido, con una
probabilidad
de un metro de error circular (Circular Error of Probability
-CEP), introdúzcale la información de ese tipo de
objetivos en forma continua.

Asegure una evaluación
rapida, aguda y precisa de los daños de combate. No
desperdicie recursos en
objetivos falsos o que ya han sido atacados. Aplique una fenomenología múltiple con una fina
resolución para discriminar los blancos activos de los
inoperantes. Haga esto rapidamente; la orden fragmentaria
(Fragmentary Order -Frag) del siguiente día ya los
incluirá.

Principio de alacridad

Asegúrese que las fuerzas aliadas cuentan con un
circuito de decisiones más adecuado y veloz que el
enemigo. Combine los principios de decapitación, prioridad
de los censores, v conocimiento con un sentido competitivo de
urgencia. Tire-maniobre – tire, y hágalo rápido y
con precisión, en tanto que el enemigo
atacó-vaciló-atacó y no sabe donde usted
fue.

Insista en el alistamiento y asegúrese que la
información requerida está disponible al instante
-en cualquier momento. Demasiado a menudo los pilotos se
encuentran prestos para volar pero tienen que esperar los
últimos datos de inteligencia. En tanto que un operador
los necesite, la inteligencia terminada y la información
sobre los objetivos tienen que estar totalmente disponibles y
completos. Esto mismo es válido para el apoyo de los
cisternas y los datos de otras órdenes de tareas (Air
Tasking Orden -ATO). Todos los datos relevantes sobre fuerzas en
combate deben ser mantenidos al día y fluidos, para que
lleguen cuando sea necesario.

Asegúrese que el ancho de banda posee la
capacidad y flexibilidad para un pleno fluir de la
información. No envíe información
crítica por medios
perturbables y frágiles. No despache un alto volumen
informativo por medios estrechos y lentos. Emplee con generosidad
su ancho de banda. Obtenga todo lo que pueda. No se complique
ahogando en los cuellos de botella de las comunicaciones a los
que producen las decisiones.

Categoría III: Conocer
la Situación de Supervivencia y el C3 (Eludir la
Réplica)

El militar más vulnerable a la estrategia de la
guerra de información es aquél que procede de una
sociedad informativa. Lo que la guerra de información
puede hacer por nosotros, también puede ser
utilizado por el enemigo en contra nuestra. Cuanto más
dependemos de nuestros sensores, computadoras y comunicaciones
espaciales, tenemos más facilidades para "desenchufarnos."
Por eso, nuestro sistema de guerra
de información tiene que ser robusto. Tenemos que
descubrir la "supervivencia electrónica."

El Principio de Supervivencia

Centralice la política de
estrategia y planeamiento,
pero descentralice la fuerza de planeamiento y
ejecución. Utilice muchas "cabezas pensantes." No haga que
la decapitación sea sencilla para el adversario. Saque
ventajas de la potencia
inherente a la política militar
americana, que permite la iniciativa y flexibilidad local, y
evita un comando y control rígidamente
centralizado.

Explote la ventaja de todos los recursos nacionales y
aproveche todos los aspectos de la sociedad -los informativos
televisivos, sistemas de computación en servicio y de
comunicaciones, los COMSAT en servicio, las
máquinas facsímiles, los tableros
computarizados de noticias, y las conexiones corporativas
internacionales. Todos estos y otros activos
deberían ser considerados como partes potenciales del
esfuerzo nacional de guerra. Si podemos emplear una Flota
Aérea Civil Reserva (Civil Reserve Air Fleet),
¿porqué no una Red de Comunicaciones
Corporativa Reserva?

El militar más vulnerable a la
estrategia de la guerra de infomzad6n es aquél que procede
de una sociedad informativa. Lo que la guerra de
información puede hacer por nosotros, también puede
ser utilizado por el enemigo en contra nuestra.

La proliferación alimenta la supervivencia. En
general, muchos módulos, muchos sistemas, muchas rutas,
muchas frecuencias – y muchas otras cosas -configuran un grupo de
objetivos mucho más complejo que, sólo unas pocas
cosas.

Emplee la diversión táctica. Oculte la
columna vertebral de su C3. Use receptores COMSAT pequeños
y móviles, y desplácelos a menudo. Entierre los
cables y líneas ópticas entre puntos fijos. Haga
emisiones falsas desde módulos no críticos. Emplee
los Equipos Rojos que habitualmente procuran interferir o negar
sus comunicaciones. Si su teatro pasa todas
las comunicaciones a través de una ancha salida
estacionaria, usted quedará liquidado. Utilice rutas
redundantes, conservando siempre un plan de
comunicaciones de reemplazo. Ese reemplazo tiene que tener mayor
supervivencia que el primario. No es bueno para un plan usar radios
FM como reemplazo de un sistema
telefónico básico, cuando sepa que el oponente
posee equipos y entrenamiento para perturbar la
FM.

Asegúrese que su C3 cuenta con ventajas técnicas.
Manténgase por delante de la amenaza. Gaste en
modernizaciones. Es dinero bien
invertido. No escatime sobre el C3 para comprar más
municiones.

El Principio de Interoperabilidad

Mantenga la interoperabilidad y la
racionalización de los sistemas en línea con los
sistemas de los otros servicios
y aliados. Las anécdotas sobre la incompatibilidad
de los sistemas C3 abundan. ¿Quién no ha oído sobre
el caso del soldado que llamó a los EE.UU. desde una
cabina telefónica en Granada para trasmitir un mensaje a
los buques de la Armada americana que permanecían a la
vista de la costa? ¿Quién no conoce que la ATO en
la Guerra del Golfo tenla que ser impresa, copiada y llevada a
mano hasta la Armada porque las comunicaciones eran
incompatibles? Tal incompatibilidad puede costar vida) en la
próxima guerra. Evite la estandarización del C3. La
estandarización total provoca la vulnerabilidad. Eso es
propio de la guerra industrial. En la guerra de
información, debemos contemplar sistemas múltiples
y diferentes pero ínteroperables, de manera que un "arma
de bajo calibre" no pueda anularlos.

Categoría IV:
Niveles

(Combata su Propia Batalla)

De todas las categorías, es la mas contenciosa.
Pareciera que los ejércitos de "alto nivel" triunfan.
Alejandro el Grande, Julio César, y Gengis Khan, todos
lucharon en guerras agrarias contra guerras agrarias, pero sus
tácticas eran más disciplinadas, organizadas, e
industriales en comparación con las de sus adversarios, y
por eso eran exitosos. La Francia
napoleónica de la era industrial tuvo su momento de
triunfo contra los ejércitos europeos agrarios, pero tuvo
mayores dificultades con la Inglaterra
industrial. Eso mismo se repitió entre el Norte industrial
y el Sur agrario, Inglaterra y los
Boers, la caballería y los indios, y los japoneses y los
chinos. En Vietnam, una vez que dejamos de combatir una guerra
agraria contra un enemigo agrario y comenzamos a utilizar el
poder de la
era industrial – ataques masivos de B-52 contra objetivos
industriales -el enemigo se acercó rápidamente a la
mesa de negociaciones. En Tormenta del Desierto esperamos una
lucha sangrienta con millares de bajas aliadas. el hecho de que
fuera tan sencillo. retrospectivamente es considerado como un
descubrimiento del poder de los
ejércitos de la tercera onda sobre los de la segunda.
¿Podríamos combatir una guerra de tercera ola
contra la industrial Corea del Norte, o volver a las estrategias
masivas, nucleares y estúpidas de la segunda ola? la
advertencia que cabe es combatir nuestra propia guerra. Nunca
adecuarse al nivel más bajo de guerra del
adversario.

El Principio de jerarquía

Nunca combata a un enemigo de menor nivel con una guerra
de nivel más bajo. Si un ejército de la tercera ola
enfrenta a otro de primera o segunda ola, no debería
luchar una guerra de primera o segunda ola. Debería
combatir una guerra de tercera ola.

Hasta los señores de la guerra de Mogadicio
necesitan inteligencia. Aun las fuerzas de Corea del Norte
necesitan comando y control -particularmente si hacemos algo para
sorprenderlos y forzarlos a reaccionar. Todos los
oponentes

son vulnerables a la confusión; todos necesitan
comunicarse. Encontrar los modos de extender esa incertidumbre y
estrangular las comunicaciones, puede demandar imaginación
en algunos conflictos
menos convencionales, pero esa será nuestra tarea si
queremos hacer el
trabajo.

Nuestra sorprendente tecnología deberá ser
usada en cualquier situación para crear "trasparencia." En
los conflictos de
baja intensidad, la tecnología puede semejarse más
al anticrimen que a la actividad de las fuerzas armadas. Puede
incluir escucha clandestina, vigilancia de calles,
identificación y seguimiento. En escenarios más
convencionales, nos asegurará que no seamos sorprendidos
-que todos los movimientos y refuerzos enemigos sean vigilados,
comprendidos, y atacados. Nuestra sociedad de información
tiene ciertas vulnerabilidades inherentes. Los enemigos
explotarán esas debilidades sin importar lo que decidamos
sobre el combate en uno u otro nivel. Tenemos que emplear los
principios de supervivencia e interoperabilidad en cualquier
caso. De fuerza a fuerza, todavía podemos ser superados en
número y potencia en
campos de batalla distantes alrededor del mundo – por lo menos
hasta que derriben los refuerzos. Nuestra única esperanza
es combatir con más sagacidad, con mejor inteligencia y
mayor precisión, eficacia y
letalidad. Un disparo ala cabeza puede nivelar las ventajas entre
David y Goliat. Debemos estar seguros de
adoptar el rol de David.

El Principio de Integridad

Si usted va ir a la guerra, hágalo. Se trata de
un principio que no es exclusivo de la guerra de
información. Los problemas se
originan cuando se combate a una velocidad
media contra un adversario que lo hace a toda velocidad -o
cuando se combate con restricciones contra alguien que no las
tiene. Mientras que la guerra industrial era tan poderosa y
destructivamente indiscriminada como para invitar a limitarla, la
guerra de información esta mucho mas cuidadosa- mente
enfocada y es mas propicia para ser empeñada sin
limitaciones en su intensidad. Tome con seriedad la guerra de
información. No se deje seducir por las estrategias de la
segunda ola porque le son mas familiares. las bombas comunes y
las tácticas de masa pueden ser fáciles de usar,
pero también demandan grandes fuerzas que pueden no estar
disponibles. Contra Corea del Norte debemos planear una guerra en
vasta escala, donde el
enemigo puede superarnos ampliamente.

El principio del conocimiento procura
lograr une situación conciente total La vigilancia y el
reconocimiento serían frecuentes, completos y
multiespectrales

Si empleamos estrategias de la segunda ola, es probable
que perdamos. Por eso, debemos adoptar todos los principios
adecuados a una fuerza de la tercera ola que lucha contra un
ejército de la segunda. La aplicación seria de la
estrategia de la tercera ola contra tal adversario, implicara
determinación y creatividad.

La nube en forma de hongo representa la
culminación lógica
de la guerra industrial. Las consecuencias de un esfuerzo total
de nuestras fuerzas armadas en la era nuclear es literalmente
impensable. Como consecuencia, hemos crecido acostumbrados a
combatir con un arma sobre nuestra espalda. Ir mas adelante es
una invitación al desastre global. Pero la guerra de
información propone ataques de precisión. Se
esfuerza para eliminar el daño colateral y minimizar las
bajas. No apunta hacia la eliminación brutal del
ejército enemigo, sino mas bien a paralizar su sistema nervioso
y provocarle un cambio de actitud. En la
guerra de información podemos pasar de una velocidad cero
a la máxima sin temor de sobrepasar las limitaciones
políticas. Finalmente, nuestros
planificadores militares pueden ser liberados de las
constricciones políticas.
Finalmente, nuestros CINCs pueden combatir sin restricción
cuando las vidas se encuentren en peligro.

Conclusiones

Esos son los principios. Pero para instrumentar en
plenitud las estrategias subrayadas antes, debemos comprender que
los objetivos de la guerra de información son muy
diferentes de los de la primera y segunda ola. Como lo
mencionamos ya, la guerra industrial se proponía metas de
rendición incondicional y aniquilamiento, pero el
público americano habitualmente entiende que tales fines
son costosamente inaceptable en vidas, materiales,
daño colateral y tiempo. Actualmente se espera que las
guerras sean cortas, económicas y limpias. Por eso,
nuestros objetivos tienen que ser tan determinados y tan
específicos como nuestras armas. Debemos apuntar a hacer
lo siguiente:

Cambiar el comportamiento. No busque una completa
capitulación; procure un cambio mas modesto en el comportamiento. El Presidente de EEUU estuvo
absolutamente correcto al detener la Guerra del Golfo cuando
cambió la actitud como
lo deseábamos (las fuerzas iraquíes abandonaron
Kuwait). En cada conflicto
futuro debemos especificar cuidadosamente lo que un adversario
debe hacer para inducirlo a cesar las hostilidades.

Minimizar las bajas. La reducción de las
bajas y del daño colateral, tanto nuestras como del
enemigo, son requerimientos absolutos de la guerra del
mañana. El síndrome de la rata acorralada
provocará un combate hasta el último hombre. En
tanto que nuestras fuerzas pueden comprometerse a pleno con una
combinación de letalidad y precisión, deben dejar
una avenida por la cual últimamente pueda escapar el
enemigo. Las armas inteligentes y de precisión
amplían nuestra capacidad para aumentar la letalidad y
limitar tanto las bajas enemigas como el daño colateral.
Para orientar esa potencia con precisión se requiere una
Inteligencia muy detallada. En conclusión, la
aplicación de una forma de guerra más avanzada
contra un enemigo que combate con un modelo
inferior, está dirigida a obtener el resultado más
rápido, y por lo tanto, el menos costoso.

Cambio de la teoría
de la disuasión a la de la inducción
. La
teoría de la disuasión es catastrófica si no
funciona. Emplea el temor para estimular aun adversario antes que
comience la guerra, y depende de la credibilidad de la amenaza.
Muchos ejemplos muestran que los oponentes, con fuertes razones
para ir a la guerra, malinterpretan esa credibilidad hasta el
punto de que su temor desaparece. Una vez que ha comenzado
la confrontación, no hay motivos para detenerla. Una
vez que se cruza la línea. se combate hasta las
últimas consecuencias sin alternativas, excepto la
rendición incondicional.

Para emplear la inducción -que es continuamente aplicada
antes, durante, y después del conflicto
–debemos:

1.- Dejar en claro qué ganará el enemigo
con un comportamiento
conforme,

2.- Estar decididos a usar la fuerza si un bribón
quiebra los
limites de disconformidad del comportamiento, y

3.- Estar siempre listos para cambiar a una
condición de status quo pacífico, cesando las
hostilidades.

Dicho de otra manera, cuando sea necesario debemos
ofrecer incentivos para
cambiar, cambiar rápidamente a una fuerza extremadamente
mortal cuando sea preciso, luego estar listos para volver a
ofrecer incentivos
únicamente basados en el comportamiento de nuestro
adversario. Tenemos que dejarlo bien en claro. Para que esta
estrategia tenga éxito,
debemos mantener propósitos firmes mientras que, al mismo
tiempo, la rapidez para entrar en guerra cuando sea necesario,
reforzará nuestra credibilidad.

Sabemos que el cambio es la aceleración en todos
los aspectos de nuestras vidas individuales y colectivas. En este
mundo, mantenerse todavía más tiempo en la
"producción masiva" de cualquier cosa es tonto. Una
producción a largo plazo terminara en la obsolescencia
antes de que alcance su plenitud. Nuestra única
alternativa es buscar un conocimiento mas perfecto de los
eventos a
medida que se modifican, para seleccionar aquellos que tenemos
que forzar a cambiar en función de
nuestro propio interés, y enfocar nuestra energía
sobre estrategias especificas de cambio. El enemigo de
mañana puede no ser un estado-nación.
Puede ser un fundamentalismo radical o un grupo
étnico extremista. El aliado del futuro puede ser una
corporación en lugar de una fuerza de tarea de las
Naciones
Unidas. Esperamos que los principios subrayados en esta
monografía nos permitan comenzar a pensar
sobre como podremos tratar tales eventos.

 

Bibliografía

Alvin y Heidi Toffler, Future Shock, the Third
Wave y de Powershift: Knowledge, Wealth, and Violence at the Edge
of the 21st Century

Michael Handel," War, Strategy And
Intelligence"

Alvin y Heidi Toffler, War and
Anti-War.

 

Martin Cangahuala Allain

Partes: 1, 2
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